viernes, 27 de febrero de 2009

Leer clásicos I

“Clásico”, en literatura, normalmente tiene una definición “clásica”: la obra que se considera cumbre de su género literario en una época y lugar. Sin embargo, yo prefiero y lo aplico en mi ordenación de referencias literarias, la que hace Italo Calvino, en su obra ¿Por qué leer los clásicos?, los clásicos son aquellos libros que amas, que merecen una relectura. Adquiere el concepto un carácter más íntimo y personal; huye de lo oficial y académico.
Mis clásicos más antiguos, en el tiempo, fueron y siguen siendo el poema de Gilgamesh, El Canto del arpista y el Poema de Sinuhé, dentro del mundo próximo oriental. El primero, por lo que nos aproxima a los grandes mitos de las religiones antiguas, y en particular porque entronca con las raíces del mundo judeocristiano. Las otras dos obras me acercaron a ciertas formas del pensamiento egipcio, que no me han abandonado, mundo que sigo indagando en la actualidad. Pero esto forma parte de otro post.
El "Poema de Gilgamesh" está considerada como una de las obras literarias más antiguas de la humanidad. Su tema principal es la búsqueda de la inmortalidad, y contiene los famosos precedentes del relato bíblico del diluvio universal.
El "Canto del arpista" se halla esculpido en la sala de la tumba del faraón Antef. El autor del "Canto del arpista" se dirige al "buen príncipe", recordándole la caducidad de las cosas humanas. Su hermoso texto dice:
"Ninguno de ellos regresa de donde están. ¿Quién puede decirnos su aspecto y su estado, quién puede describirnos sus moradas, quién puede dar consuelo a nuestros corazones sirviéndonos de guía hacia los lugares para donde partieron?
Consuela tu corazón, has que olvide estas cosas; no te queda nada mejor que seguir sus deseos mientras estés vivo.
Unge tu cabeza con aromados ungüentos, ponte vestidos de seda impregnados de perfumes preciosos, verdaderas obras de los dioses.
Goza más de cuanto haz gozado hasta ahora, no hagas sufrir tu corazón por falta de placeres.
Piénsalo a nadie le es permitido llevar consigo sus bienes.
Piénsalo, jamás ninguno de los que partieron ha podido regresar".

(
http://www.egiptomania.com/jeroglificos/articulo/culegip2.htm)
¿No recuerda al carpe diem de Horacio? Es un anticipo evidente.
La Historia de Sinuhé es un cuento egipcio que se conoce por
papiros y algunos ostraca. Sinuhé fue el tesorero del rey del Bajo Egipto, gran amigo único, dignatario administrador de los distritos del soberano en las tierras de los asiáticos, verdadero conocido del rey, su bienamado seguidor. Sinuhé dice:
Yo soy un acompañante que sigue a su señor. Sirviente en el harén del rey de la noble heredera de grandes favores la esposa del rey Senusert (Sesostris) en Jenemsutnesu; la hija de Amenenhat, Neferu, la muy honrada. Sesostris I, de quien era servidor Sinuhé, fue el segundo faraón de la dinastía XII, del Imperio Medio, que gobernó de 1971 a 1926 adC.; los primeros años fue corregente con su padre, Amenemhat I, que fue asesinado en el año 1965 a. dC., fecha en que da comienzo el relato.
Los clásicos han sido y siguen siendo fuente de inspiración para autores modernos, y sobre todo nos llevan a indagar con las grandes preocupaciones del hombre de hoy y de siempre. Los orientales, lamentablemente, nos han dejado pocos rastros.

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